viernes, 29 de mayo de 2009

Algunas reflexiones sobre el Product Placement 2


Cuando vemos repetidamente un producto en una serie de televisión, su envase, su forma y su logotipo se instalan en nuestra memoria de tal forma que después, cuando vamos al supermercado, estas marcas nos son más familiares, y, por tanto, es probable que las prefiramos a otras desconocidas. Además, si este producto nos recuerda momentos entrañables de la serie, o nos evocan virtudes y características positivas, es más que probable que los compremos, aunque sólo sea por la admiración que tenemos por el actor, al cariño que sentimos por el personaje o la sonrisa que nos deja cada semana el telefilme.

He trabajado durante varios años en una empresa que se dedicaba, además de publicar revistas, al product placement en películas españolas. Y es que este tipo de publicidad ha generado todo un conglomerado de intermediarios que se nutre de él. Mi antigua empresa se encargaba de, por una parte, “colocar” productos visibles en las escenas de las películas, y, por otra, convencer a las marcas, una vez la película ya estaba rodada, para que colaborasen en su financiación. No era una tarea sencilla. Y es que las marcas tenían muy bien estudiado el tipo de película y de escenas donde les gustaría aparecer, las tramas con las que se quiere relacionar y con las que no, el actor ideal para consumir su producto y el que jamás lo haría, etc. Se trata de una estrategia muy inteligente, estudiada y, según creo, efectiva.

Algunos de los productores con los que pude contactar defendían el product placement como una fuente de financiación muy buena para la industria audiovisual, especialmente para la española, que está en plena crisis. Según ellos, se trata de una forma no agresiva de comunicación comercial, que existe por una buena causa: permitir que nuestros directores puedan seguir contando historias. Sin embargo, no creo que sea la solución ni a la crisis del cine en general, ni a la de la industria cinematográfica española en particular. Las subvenciones, la calidad de las historias que se cuentan, y la educación serían vías mucho más razonables para llevar a los espectadores tanto a la pequeña como a la gran pantalla.


Más información en: Product Placement Blog

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